LA
MARGARITA BLANCA
Era una vez una Margarita blanca que vivÃa
debajo de la tierra, en una casita caliente, tranquila y oscura. Un dÃa oyó
unos golpes muy suaves en la ventana.
―Chas, chas, chas.
―¿Quién llama?
―Es la lluvia.
―¿Qué quiere la lluvia?
―Entrar en casa.
―¡No se pasa! ¡No se pasa! ―dijo la margarita blanca, que tenÃa mucho miedo del frÃo, porque era invierno
Pasaron muchos dÃas y oyó otros golpecitos en la puerta.
―Tun, tun, tun.
―¿Quién llama?
―Es el sol.
―¿Qué quiere el sol?
―Entrar en casa.
―¡TodavÃa no se pasa! ¡TodavÃa no se pasa! ―dijo la margarita blanca, y se durmió tranquila.
Después de muchos dÃas, volvieron a tocar a la puerta y a la ventana:
―Tun, tun, tun.
― Chas, chas, chas.
―¿Quién llama?
―El sol y la lluvia, la lluvia y el sol.
―¿Y qué quieren el sol y la lluvia, la lluvia y el sol?
―Queremos entrar, queremos entrar.
―Pues pasen los dos ― dijo la margarita blanca.
Y abrió una rendijita por donde se escurrieron el sol y la lluvia dentro de la casa. Entonces la lluvia la tomó por la mano derecha y el sol la tomó por la mano izquierda, y tiraron de la margarita blanca, y tiraron y tiraron hasta arriba y dijeron:
―¡Margarita, Margarita, asoma tu cabecita!
La Margarita blanca pasó su cabecita a través de la tierra y se encontró en un jardÃn precioso, con mariposas, pájaros y niños que jugaban a la rueda cantando:
―Chas, chas, chas.
―¿Quién llama?
―Es la lluvia.
―¿Qué quiere la lluvia?
―Entrar en casa.
―¡No se pasa! ¡No se pasa! ―dijo la margarita blanca, que tenÃa mucho miedo del frÃo, porque era invierno
Pasaron muchos dÃas y oyó otros golpecitos en la puerta.
―Tun, tun, tun.
―¿Quién llama?
―Es el sol.
―¿Qué quiere el sol?
―Entrar en casa.
―¡TodavÃa no se pasa! ¡TodavÃa no se pasa! ―dijo la margarita blanca, y se durmió tranquila.
Después de muchos dÃas, volvieron a tocar a la puerta y a la ventana:
―Tun, tun, tun.
― Chas, chas, chas.
―¿Quién llama?
―El sol y la lluvia, la lluvia y el sol.
―¿Y qué quieren el sol y la lluvia, la lluvia y el sol?
―Queremos entrar, queremos entrar.
―Pues pasen los dos ― dijo la margarita blanca.
Y abrió una rendijita por donde se escurrieron el sol y la lluvia dentro de la casa. Entonces la lluvia la tomó por la mano derecha y el sol la tomó por la mano izquierda, y tiraron de la margarita blanca, y tiraron y tiraron hasta arriba y dijeron:
―¡Margarita, Margarita, asoma tu cabecita!
La Margarita blanca pasó su cabecita a través de la tierra y se encontró en un jardÃn precioso, con mariposas, pájaros y niños que jugaban a la rueda cantando:
Ya sale margarita
vestida de percal
con sombrero amarillo
y verde delantal.
Caracol, caracol,
saca los cuernos al sol.
Con la cara empolvada
Margarita ha salido
a correr por el prado
luciendo su vestido.
Caracol, caracol,
Y la margarita se abrió toda blanca con su moñito rubio. Y fue feliz.
Autor:
Herminio Almendros
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